El día que descubrí que LA invisibilidad era un patrón sistémico

Recuerdo perfectamente el momento.

Estabamos en una reunión de liderazgo ejecutivo. Un colega había pasado los últimos tres meses ejecutando un proyecto crítico, todos habíamos colaborado para llegar a tiempo y con la calidad debida.

¿Resultados? impecables. ¿Métricas? superadas. ¿Equipo? motivado.

Llegó el momento de presentar los logros al Directorio. Su jefe tomó el micrófono. Presentó “su” visión estratégica. Explicó “su” enfoque metodológico. Destacó “su” liderazgo transformador.

Mi colega, sentado en la tercera fila, tomando notas.

Al final de la presentación, el Presidente del Directorio felicitó a al jefe. “Excelente trabajo. Esto es liderazgo estratégico de verdad.”

Nadie mencionó el nombre del responsable del trabajo, nadie mencionó quién tuvo la visión para crear el proyecto. Y se sintió muy injusto.

El momento que todo cambió

Esa noche no dormí. No por rabia (aunque la sentí). Sino porque finalmente entendí algo fundamental:

La invisibilidad no era accidental. Era sistémica.

No era que su trabajo no fuera excelente. Era que no había construido su carrera esperando que la excelencia hablara por sí sola.

Gran error.

Lo que yo aprendí

La visibilidad no es vanidad. Es ¡estrategia!

No se trata de robarse el crédito. Se trata de asegurarte de que tu contribución sea visible antes de que alguien más la reescriba.

No se trata de autopromoción vacía. Se trata de narrativa estratégica: controlar tu propia historia antes de que otros la cuenten por ti.

El cambio

Desde ese día, tomé 3 decisiones:

  • Nunca entregaría mi trabajo sin asegurarme de que mi autoría fuera clara.

  • Nunca esperaría que “mi trabajo hablara por mí” — yo hablaría por mi trabajo.

  • Nunca confundiría humildad con invisibilidad.

Y esas tres decisiones cambiaron el curso de mi carrera ejecutiva.

Si te identificas con esto, necesitas saber algo: no estás solo. Y sí, hay una forma diferente de hacer las cosas.

¿Te ha pasado algo similar? No estás solo(a).

Cuéntame tu historia en los comentarios.

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